martes, 3 de agosto de 2021

El negacionismo científico limita el manejo de hipopótamos invasores en Colombia *

Por: 

Sebastián Restrepo

Departamento de Desarrollo Rural y Regional, Facultad de Estudios Ambientales y Rurales, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia (sebastian-restrepo@javeriana.edu.co)

y

C. Daniel Cadena

Departamento de Ciencias Biológicas, Facultad de Ciencias, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia (ccadena@uniandes.edu.co) 

*Artículo Original: Science denialism limits management of invasive hippos in Colombia. Frontiers in Ecology and the Environment.

En Colombia, las economías asociadas con los cultivos de uso ilícito y la llamada “guerra contra las drogas” impactan fuertemente los hábitats naturales, servicios ecosistémicos y medios de vida asociados, al promover la deforestación y la aspersión aérea de herbicidas en plantaciones de coca (Erythroxylum spp.) y amapola (Papaver somniferum; Rincón-Ruiz y Kallis 2013). Un legado adicional del tráfico de drogas plantea otra amenaza ominosa para el medio ambiente del país: la expansión geográfica y la explosión demográfica de un gran mamífero invasor. En la década de 1980, el infame capo de la droga Pablo Escobar introdujo al país de contrabando varios animales africanos para su zoológico privado, entre los que estaban un hipopótamo macho y tres hembras (Hippopotamus amphibius). Tras la caída de Escobar, los hipopótamos escaparon del confinamiento e invadieron las llanuras aluviales en la cuenca media del río Magdalena. El amplio hábitat disponible y la ausencia de enemigos naturales para la especie han permitido que los hipopótamos proliferen y que estén teniendo impactos evidentes en los sistemas sociales y ecológicos de la región (Subalusky et al. 2019; Shurin et al. 2020).

Además de los impactos observados en Colombia, la investigación sobre hipopótamos en su distribución geográfica originaria en África indica que estos animales son ingenieros ecosistémicos que movilizan nutrientes de los sistemas terrestres a los acuáticos, lo que afecta sustancialmente los ciclos biogeoquímicos y la función ecológica (Dutton et al. 2020). Además, especialmente cuando las poblaciones de hipopótamos son densas, éstos son animales agresivos que representan una amenaza directa para los humanos (Dunham et al. 2010). Por lo tanto, la inferencia científica y el principio de precaución señalan claramente la necesidad de controlar las poblaciones de hipopótamos en Colombia. No obstante, a pesar de que los ecólogos advierten que las poblaciones de hipopótamos podrían alcanzar los 1.500 individuos y extenderse en un área superior a 13.000 km2 en menos de cuatro décadas (Castelblanco-Martínez et al.2021), y pese a que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza insta a que se tomen contramedidas, la respuesta del gobierno colombiano, en el mejor de los casos, ha sido tímida frente este problema. ¿Qué se debe hacer para contener una invasión biológica sin precedentes? ¿Por qué aún no se han adoptado políticas y acciones de gestión decisivas y basadas en la evidencia para mitigar la situación antes de que empeore?

El control de la población mediante el sacrificio ha sido controvertido desde que el gobierno mató a un hipopótamo en 2009 a raíz de las quejas de comunidades locales, lo que indignó a activistas que luchan por la defensa de los derechos de los animales y a la sociedad colombiana en general. Es más, a pesar de los ataques a humanos, algunos habitantes de la región del Magdalena Medio han desarrollado fuertes lazos emocionales con la especie, y el turismo basado en hipopótamos brinda beneficios a corto plazo para la economía local (Figura 1). Así, Colombia enfrenta un desajuste en la interfaz ciencia-política-sociedad: mientras la evidencia apunta a la necesidad urgente de controlar la invasión de hipopótamos, los tomadores de decisiones evitan acciones efectivas porque podrían ser políticamente dañinas para ellos. La parálisis es tal que los hipopótamos todavía no son reconocidos como una especie invasora por el Ministerio del Ambiente de Colombia, lo que implica que estos animales están protegidos por la ley y no pueden ser sacrificados. El manejo hasta la fecha se ha limitado a intentos tibios de esterilización y confinamiento de unos pocos individuos, acciones que son ineficaces y probablemente ineficaces a largo plazo. Por ejemplo, los modelos demográficos sugieren que para contener la población de hipopótamos en los próximos 10 a 12 años mediante solo la esterilización sería necesario esterilizar al menos 30 individuos (15 hembras, 15 machos) por año y continuar haciéndolo durante muchos años, lo que requiere superar obstáculos logísticos para conseguirlo (Castelblanco-Martínez et al. 2021).

Figura 1. La expansión en curso de las poblaciones invasoras de hipopótamos (Hippopotamus amphibius) en la cuenca media del río Magdalena implica interacciones complejas con comunidades humanas locales. La proximidad de hipopótamos y personas en la cuenca (a) tiene potencial de conflicto, pero también favorece actividades emergentes, como el turismo, y (b) modifica las percepciones y valoraciones sociales locales de esta especie invasora. Fotografías: L.B. Cano.

La invasión de hipopótamos en Colombia sucede en un paisaje altamente transformado (Correa Ayram et al. 2020). La ganadería bovina (Bos taurus) y bufalina (Bubalus bubalis), las plantaciones de palma aceitera (Elaeis spp.) y las represas en los ríos han sido responsables de gran parte de la destrucción y degradación ecológica de los bosques secos y húmedos, las llanuras aluviales y los humedales del valle del Magdalena. En consecuencia, una variedad de especies de la región están amenazadas (Forero-Medina y Joppa 2010), muchas de las cuales son importantes para las comunidades locales. Por ejemplo, algunas pesquerías en el Magdalena casi han colapsado en los últimos 40 años, poniendo en peligro los medios de vida de alrededor de 157.000 personas en la cuenca (Valderrama 2015). Algunos participantes en debates públicos en Colombia han argumentado que los hipopótamos son un problema menor en el valle del Magdalena en comparación con procesos de transformación del hábitat a gran escala; aunque esta proposición es difícilmente discutible, no ayuda a resolver los desafíos particulares que plantea la invasión biológica de hipopótamos. Dado que el aumento de la población y la creciente distribución geográfica de los hipopótamos invasores pueden tener como resultado efectos negativos sinérgicos y acumulativos tanto en la biodiversidad como en las comunidades humanas vulnerables, no existen argumentos racionales para evitar la implementación de medidas de control efectivas.

Reconociendo las dificultades de implementar y mantener prácticas de conservación a largo plazo en Colombia, y que los hipopótamos son animales de larga vida que tendrían impactos continuos incluso si no se reproducen, varios científicos colombianos han advertido que una combinación de esterilización, confinamiento y sacrificio sería la estrategia más práctica y costo-efectiva para controlar sus poblaciones. Sin embargo, al igual que con otros problemas sociales como la pandemia de COVID-19 y el cambio climático, la inacción política frente a la invasión de hipopótamos en Colombia resulta, en gran medida, del negacionismo científico: varios participantes en las discusiones públicas tergiversan el trabajo y las opiniones de los científicos, y cuestionan su ética y motivos. Además de enfatizar la necesidad y la confianza de la acción basada en las ciencias, hacemos hincapié en la necesidad de participar en discusiones sobre preocupaciones éticas respecto al control de las poblaciones de hipopótamos, superando falsos dilemas. La visión de la “conservación compasiva” que valora los derechos e intereses de individuos de especies exóticas carismáticas no puede prevalecer sobre (1) los derechos e intereses de individuos de especies nativas y (2) la conservación de poblaciones, ecosistemas y servicios que brindan esas especies nativas (Driscoll y Watson 2019; Griffin et al.2020). Sin una acción decisiva por parte de las autoridades ambientales nacionales, que deberían involucrar diversas medidas (incluido el sacrificio bajo estándares de bienestar animal), las poblaciones de hipopótamos continuarán expandiéndose a expensas de los ecosistemas que sustentan a comunidades humanas vulnerables. No debemos perder de vista las lecciones de las historias trágicas de especies invasoras inicialmente valoradas de forma positiva, que, cuando no se controlaron, implicaron un precio alto para la biodiversidad nativa y el bienestar humano (Pejchar y Mooney 2009).

Referencias

Castelblanco-Martínez DN, Moreno-Arias RA, Velasco JA, et al. 2021. A hippo in the room: predicting the persistence and dispersion of an invasive mega-vertebrate in Colombia, South America. Biol Conserv 253: 108923.

Correa Ayram CA, Etter A, Díaz-Timoté J, et al. 2020. Spatiotemporal evaluation of the human footprint in Colombia: four decades of anthropic impact in highly biodiverse ecosystems. Ecol Indic 117: 106630.

Driscoll DA and Watson MJ. 2019. Science denialism and compassionate conservation: response to Wallach et al. 2018. Conserv Biol 33: 777–80.

Dunham KM, Ghiurghi A, Cumbi R, and Urbano F. 2010. Human–wildlife conflict in Mozambique: a national perspective, with emphasis on wildlife attacks on humans. Oryx 44: 185–93.

Dutton CL, Subalusky AL, Hamilton SK, et al. 2020. Alternative biogeochemical states of river pools mediated by hippo use and flow variability. Ecosystems 24: 284–300.

Forero-Medina G and Joppa L. 2010. Representation of global and national conservation priorities by Colombia’s protected area network. PLoS ONE 5: e13210.

Griffin AS, Callen A, Klop-Toker K, et al. 2020. Compassionate conservation clashes with conservation biology: should empathy, compassion, and deontological moral principles drive conservation practice? Front Psychol 11: 1–9.

Pejchar L and Mooney HA. 2009. Invasive species, ecosystem services and human well-being. Trends Ecol Evol 24: 497–504.

Rincón-Ruiz A and Kallis G. 2013. Caught in the middle, Colombia’s war on drugs and its effects on forest and people. Geoforum 46: 60–78.

Shurin JB, Aranguren-Riaño N, Duque Negro D, et al. 2020. Ecosystem effects of the world’s largest invasive animal. Ecology 101: e02991.

Subalusky AL, Anderson EP, Jiménez G, et al. 2019. Potential ecological and socio-economic effects of a novel megaherbivore introduction: the hippopotamus in Colombia. Oryx 55: 105–13.

Valderrama M. 2015. La pesca en la cuenca Magdalena-Cauca: análisis integral de su estado y su problemática, y discusión de la estrategia de manejo. In: Rodríguez M (Ed). ¿Para dónde va el río Magdalena? Riesgos sociales, ambientales y económicos del proyecto de navegabilidad. Bogotá, Colombia: Friedrich Ebert Stiftung y Foro Nacional Ambiental.