martes, 14 de abril de 2009

Adaptaciones y Convergencias

En los últimos meses varios estudios han demostrado que la morfología externa de las aves (acá hay un ejemplo de un trabajo en el que yo participé) puede ser un indicador poco confiable de sus afinidades filogenéticas. Además, una serie de estudios recientes muestran que muchas similitudes morfológicas entre especies podrían ser el resultado de evolución convergente causada por presiones de selección similares. Algunos de esos estudios presentan ejemplos verdaderamente impresionante de convergencia ecológica en grupos distantemente emparentados que explotan recursos similares, una evidencia fascinante del poder de la selección natural.

Uno de mis artículos favoritos de fines del año pasado fue el de Robert Fleischer y colaboradores publicado en Current Biology que demostró con base en filogenias moleculares que los mieleros de Hawai de los géneros Moho y Chaetoptila, un grupo de aves extintas con picos bien adaptados para alimentarse de néctar, no pertenecían a la familia Meliphagidae de Australasia (a cuyos representantes son virtualmente idénticos en su morfología externa) como siempre se creyó, sino que eran parientes de los Bombycillidae del Nuevo Mundo, una familia de aves filogenéticamente distantes de Meliphagidae que no se alimentan de néctar sino principalmente de frutos. Aparte de la apariencia externa y la morfología del pico, las similitudes de la lengua de estas aves hawaianas con la de los Meliphagidae son realmente impresionantes. (Curiosamente, el estudio del grupo de Fleischer no hizo referencia al de Spellman y colaboradores del mismo año sobre la filogenia de Bombycillidae. En conjunto, me parece que los resultados de los dos artículos sugieren que Moho y Chaetoptila deberían ubicarse dentro de la familia Bombycillidae como la definieron Spellman et al. y no como una familia aparte - Mohoidae- como propusieron Fleischer et al.)


Poco después, otro grupo de investigadores del mismo laboratorio demostró que dos especies de aves hawaianas del grupo de los Drepanidinae adaptadas para forrajear sobre los troncos de los árboles y con morfologías superficialmente similares son parientes distantes, de forma que sus características son también el resultado de convergencia. Estas aves pertenecen a una de las radiaciones adaptativas más características de Hawaii y se suman a los ejemplos de convergencia adaptativa documentados en otras radiaciones en archipiélagos como las de largartijas Anolis en las Antillas Mayores y arañas Tetragnatha en Hawai.

Finalmente, hace unos días se publicó un estudio que muestra cómo dos grupos con historias muy distintas pero ecologías similares pueden potencialmente evolucionar características en común de forma independiente aún en períodos de tiempo breves. Los nectarínidos son un grupo de Passeriformes del Viejo Mundo que ocupa un nicho similar al de los colibríes en América (se alimentan de néctar de flores a las cuales polinizan) y que incluso han evolucionado de forma independiente coloración estructural iridiscente en el plumaje (ver trabajos sobre la diversificación de estas aves por Rauri Bowie). Una diferencia sustancial entre los dos grupos es que los colibríes, que visitan flores péndulas, realizan vuelos sostenidos ("hovering") mientras que los nectarínidos liban néctar de flores a las que pueden acceder cuando están perchados y muy rara vez o nunca revolotean para alimentarse. Pues bien, el trabajo de Geerts & Pauw al que me refiero presenta evidencia de que una especie surafricana de nectarínido hace vuelos sostenidos cuando visita (y poliniza) flores de una planta que fue introducida desde América, en donde es polinizada por colibríes. Esas ideas de selección natural y adaptación de Mr. Darwin definitivamente parecen tener sentido...

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