martes, 19 de mayo de 2009

La Inteligencia de los Sinsontes, Supervivencia en Ciudades y Algo de Especulación

Mientras desarrollaba su tesis de maestría sobre el comportamiento de incubación de Mimus polyglottos en el campus de la Universidad de Florida (ver artículo), Gustavo Londoño se dio cuenta de que los individuos de esta especie parecían poder reconocerlo personalmente a pesar de que las áreas en donde estaban ubicados los nidos eran frecuentadas por muchos otros estudiantes de forma permanente. Esa observación condujo al desarrollo de un experimento para poner a prueba si los sinsontes tenían la capacidad de reconocer a individuos humanos tras una experiencia muy breve de disturbio en sus nidos. Los resultados del experimento están descritos en un artículo liderado por Douglas Levey que aparecerá hoy en PNAS, y pueden resumirse fácilmente en lo que muestra el video:



La conclusión de los autores (aparte de que la ciencia es divertida!) es que estas aves tienen la capacidad de reconocer individualmente a las personas y reaccionar agresivamente sólo ante aquellas que representan un posible riesgo para la supervivencia de sus nidos. Lo más impresionante es que pueden hacerlo tras un período muy breve de exposición al individuo intruso (sólo 15 segundos en la proximidad inmediata del nido), al cual pueden reconocer entre las muchísimas personas que circulan por la universidad, incluso independientemente de la ropa que use.

La habilidad de reconocer individuos humanos en estas aves es sorprendente, pues no son parientes particularmente cercanos de otras aves, como los córvidos, que son famosas por su gran inteligencia. De hecho, en cuervos se han demostrado habilidades similares, pero que yo sepa esto aún no se ha publicado en la literatura científica (sí en el New York Times). Levey y colaboradores sugieren que la capacidad de distinguir a los humanos que representan riesgos reales puede ser una característica que ha facilitado el éxito de los sinsontes en ambientes urbanos, en donde muchas otras aves no han logrado establecerse.

Especulando un poco más, esta historia me hizo pensar acerca de uno de los tópicos abordados en Speciation in Birds, el nuevo libro de Trevor Price, que terminé de leer hace poco con un grupo de estudiantes. El tópico es el de la relación entre la inteligencia de distintos grupos de aves (medida como el tamaño relativo de su cerebro) con su potencial de diversificarse. La idea básica es que aves más inteligentes serían más propensas a "experimentar" con el uso de recursos nuevos o invadiendo ambientes distintos, lo que abriría la puerta para que la selección natural pueda conducir a nuevas adaptaciones en la medida que aparezcan nuevas presiones selectivas como consecuencia de cambios en el comportamiento, y esto llevaría a la diferenciación entre poblaciones y eventualmente a la formación de nuevas especies. Aunque no se si los Mimidae en general tienden a tener cerebros relativamente grandes, suponiendo que la inteligencia aparentemente excepcional de los sinsontes revelada por el estudio de Levey y colaboradores es general para la familia, se me ocurre que puede haber una conexión entre ésta y algunos patrones de diversificación en la familia. Por ejemplo, los sinsontes no sólo se han diversificado en lugares como Galápagos, en donde llamaron la atención de Darwin, sino que son el único grupo de aves que ha experimentado una radiación adaptativa en las Antillas Menores. Varios autores se han preguntado por qué algunos grupos de aves han producido radiaciones adaptativas en archipiélagos y otros no (ej. 1, 2); quizás la inteligencia relativa pueda tener algo qué ver.

2 comentarios:

cdc dijo...

Ya que un par de personas se han interesado en esto recientemente, vale la pena mencionar que el estudio sobre cuervos que mencioné cuando escribí esta entrada -el del NYT- hace unos meses ya salió publicado: http://tinyurl.com/y4mqlar

mario garcia dijo...

Estoy escribiendo un cuento didáctico para niños con referencia al comportamiento de los sinsontes y las urracas, hay aspectos maravillosos en el comportamiento de estas aves. MEGG.