lunes, 22 de febrero de 2010

Congreso Brasilero de Zoología

El blog lleva demasiado tiempo inactivo (trataré de escribir con más frecuencia de ahora en adelante), así que acá va una entrada breve para desempolvarlo. Hace unos días regresé de mi primera visita a Brasil, donde estuve participando en un simposio sobre avances en filogeografía de aves neotropicales organizado por mi colega Alexandre Aleixo como parte del Congreso Brasilero de Zoología en la ciudad de Belem. Este congreso era el número 28 de su tipo; en Colombia hasta ahora se está planeando el tercero...

Pude asistir a menos conferencias de las que hubiera querido (y a ninguna fuera de nuestro simposio salvo las presentaciones magistrales), pues todas eran presentaciones largas y había muchas sesiones simultáneas, pero hubo un par de temas bien interesantes en las discusiones. El primero tenía que ver con el origen del curso actual del Río Amazonas. La hipótesis tradicional que han sostenido geológos como Carina Hoorn (quien estaba en nuestro simposio e hizo la presentación de su nuevo libro sobre la Amazonía) es que el Amazonas como lo conocemos ahora (i.e. corriendo de occidente a oriente) existe hace bastante tiempo, más de 10 millones de años (1). Por el contrario, otro grupo de investigadores liderado por Kenneth Campbell, propone que la evidencia del Amazonas antiguo se basa en interpretaciones erróneas y que el río sería mucho más joven, del orden de 2.5 millones de años (2). Lo interesante es que varios análisis de filogeografía de aves amazónicas presentados en el congreso por Aleixo, Camila Ribas y Joel Cracraft muestran separaciones entre poblaciones ubicadas a cada lado del río, que de acuerdo con análisis basados en relojes moleculares, datarían de hace cerca de 2 millones de años. Esto parece apoyar el escenario geológico de Campbell y sugiere que la diversificación de la biota amazónica podría haber sido bastante más reciente que lo que hasta ahora se ha creido. Vamos a ver en qué termina el debate.

El otro asunto sobre el que aprendí bastante es el de las aplicaciones de las nuevas técnicas de secuenciación de ADN, un tema de actualidad sobre el que ya hablamos acá alguna vez, y que fue reseñado hace poco con un número especial de la revista Molecular Ecology (ver también esta evaluación sobre las aplicaciones de estas nuevas técnicas a estudios en ornitología). Todavía hay mucho por aprender sobre esto, pero la posibilidad de generar casi todos los datos necesarios para nuestro proyecto sobre filogeografía de aves de tierras bajas con distribuciones a ambos lados de los Andes (nuestros colaboradores Robb Brumfield y John McCormack están trabajando en esto) en sólo una corrida es bastante emocionante. Todavía me cuesta imaginar cómo será eso y cómo analizar la montaña de datos que este tipo de cosas generan, pero bueno, ya nos llegó la hora de montarnos al bus. Lo otro que impresiona sobre esto es el precio cada vez menor de la secuenciación: oí decirle a alguien que ya hay compañías que pueden secuenciar un genoma humano completo por cerca de 2000 dólares en consumibles (casi increible considerando lo que costó el Proyecto Genoma Humano)...

Al final del congreso estuvimos viendo aves en un sitio llamado Utinga (dentro de Belem) con Juan Parra, Luciano Naka y Swati Patel. Logré ver un par de "lifers", aprendimos sobre una iglesia mesiánica que propende por el bienestar de los animales (los pollos son sacrificados mientras oyen música clásica) y sobrevivimos a las cobras, las oncas y la lluvia, sin duda gracias a la protección que nos dieron las autoridades locales como lo muestra la foto (lamento que está desenfocada, pero tenía que poner esta donde sale un ciclista que ninguno de nosotros sabe quién es).

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